LA HISTORIA DE LUIS MONTI. ENTRE EL FUTBOL Y EL FASCISMO

 

LA INCREIBLE HISTORIA DE LUIS MONTI. ENTRE EL  FUTBOL Y EL FASCISMO

 

El nombre de Luis “Doble Ancho” Monti, tal como se lo apodaba, tal vez resulte desconocido para la gran mayoría de los lectores de este blog. Sin embargo este notable futbolista ocupa un lugar privilegiado en la historia del fútbol mundial. Hombre récord, es el único jugador en haber disputado dos finales de copa del mundo para dos países diferentes. Para la Argentina en 1930 y para Italia en 1934. Además anotó el primer gol para nuestra selección en un mundial. Fue ante Francia en Montevideo para lograr la victoria argentina por uno a cero. Durante el amateurismo, a pesar de iniciarse en Huracán, fue una de las figuras de San Lorenzo de Almagro logrando tres títulos. Con la  Juventus de Turín, ya durante el profesionalismo logró cinco campeonatos entre 1931 y 1938. Pero Monti también sería recordado por motivos extra futbolísticos. Cuando se disputó la final del mundial del 30 entre los locales, Uruguay y la Argentina, Monti según recordó Pancho Varallo “se lo veía dubitativo, nervioso…no era el mismo de siempre”. Al finalizar el primer tiempo, con la victoria parcial argentina por dos a uno, Doble ancho estalló en llanto en el vestuario.  Sus compañeros no salían de su asombro. Nunca habían visto llorar a este recio defensor, caudillo de varias batallas. “Monti no debió haber jugado la final, estaba muerto de miedo” volvió a recordar Varallo, último sobreviviente de aquel legendario partido,  quien además ostento el récord de máximo goleador de la historia de Boca hasta la llegada de Martín Palermo. Al comenzar el segundo tiempo, el equipo uruguayo empujado por una multitud que había colmado el estadio Centenario, dio vuelta el resultado logrando un 4-2 final que los consagró campeones del mundo por primera vez. El regreso a Buenos Aires fue duro para Monti. La prensa local se ensaño con su figura, acusándolo de cobarde y pusilánime. Poco tiempo después abandono la Argentina para radicarse en Italia, donde nacionalizado tuvo su revancha en el mundial de 1934 logrando el título del mundo con la azzura. “En Montevideo me querían matar si ganaba y en Roma me querían matar si perdía” dijo Luis Monti varios años después ya retirado. ¿Qué fue lo que realmente pasó en esas dos finales?. La leyenda cuenta que dos agentes secretos italianos enviados a Montevideo en 1930 por el Duce Benito Mussolini tenían la misión de convencer a Monti ( el mejor jugador argentino según los especialistas ) para integrar el equipo italiano que iba a disputar el mundial de 1934 . Mussolini, líder del régimen fascista que gobernaba aquella península europea se basaba en la teoría de sus antecesores romanos y su famoso lema “pan y circo”. Y que mejor que el fútbol para entretener y distraer a las masas. Italia, según el Duce tenía que ganar la copa cueste lo que cueste y caiga quien caiga y esto último en términos literales. El ofrecimiento de los enviados italianos a Monti fue jugoso. Le triplicaban el sueldo, le daban una casa y podía elegir en que equipo jugar. Eso por las buenas, ya que si se negaba la vida de su madre que vivía en Italia corría peligro. Los agentes que intimidaron al defensor argentino tenían nombre y apellido: Marco Scaglia y Luciano Benti. La idea era que Monti jugase la final contra Uruguay amenazado y con miedo lo que provocaría el rechazo de la afición argentina contra su persona y el exilio a Europa. El público visitante también había elegido a Monti como principal víctima de sus abucheos, no solo en la final sino a lo largo de todo el torneo. Doble Ancho aceptó la “oferta” y eligió la Juventus donde se destacó durante más de diez temporadas. Cuando le llegó el turno de jugar la copa del mundo de 1934 volvieron las presiones. En la azurra había además otros tres jugadores argentinos nacionalizados: Raimundo “Mumo” Orsi, Enrique Guaita y Demaría. Luego de algunos arbitrajes escandalosos, Italia llegó a la esperada final contra Checoslovaquia en Roma. Antes de iniciado el partido, la delegación local recibió una visita no tan inesperada. Era Mussolini en persona. Primero se dirigió al técnico Vittorio Pozzo : “Usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”. Luego encaró a los atemorizados jugadores : “Vencer o morir señores. Si los checos son correctos, nosotros seremos correctos. Pero si nos quieren ganar de prepotentes, el italiano debe golpear primero. Buena suerte, muchachos. Ganen, porque sino…caput!!!. El partido comenzó de manera accidentada para los locales quienes no podían quebrar la defensa checa. Se complicó durante la segunda etapa cuando los visitantes , a tan solo veinte minutos del final, se pusieron en ventaja. El sudor corría cada vez más rápido por las camisetas de los pobres jugadores italianos. Afortunadamente, para ellos y su excéntrico entrenador, Orsi empató el partido y a poco del final Schiavio marcó el gol del triunfo. ¡ Los jugadores italianos habían salvado su cabeza!. Monti continuó exitosamente su carrera en la Juve y hasta el mismísimo Pozzo se convirtió en el único entrenador en ganar dos mundiales con  la consagración italiana en Francia durante julio de 1938. Afortunadamente para Doble Ancho y compañía, el Duce tenía en aquel entonces otras preocupaciones.   

 

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