LA COPA RYDER Y LAS VIRTUDES DEL GOLF

LA COPA RYDER Y LAS VIRTUDES DEL GOLF

Los argentinos siempre hemos sentido fascinación por lo extranjero. Miramos al norte, hacia Europa a principios de siglo pasado y a los Estados Unidos los últimos cincuenta años. A Buenos Aires la apodaban la “París sudamericana” y a Rosario la “Chicago argentina”. Los ferrocarriles y los clubes de fútbol son de origen británico. Tenemos al club Nueva Chicago, fundado en homenaje a los mártires del primero de mayo, Newell´s Old Boys  y los Deportivos Italiano, Español y Armenio. Los barrios de Versalles, Palermo Holllywod y Soho, Coghland y Almirante Brown entre otros. La arquitectura francesa, las escuelas bilingües, los countries y los viajes de compras a Miami. El rock y las óperas italianas. Pero también está el golf. Este deporte, importado desde el Reino Unido tiene fama de elitista; deporte para viejos dicen algunos, aburrido otros. Puros prejuicios. Y sino pregúntenle al señor Samuel Ryder. Británico y comerciante de profesión comenzó a practicar golf a los cincuenta años por recomendación médica para recuperarse de sus problemas de salud. Nunca antes lo había jugado. Contrató al profesional Abe Mitchell para que le enseñara practicando seis días a la semana. Un año después había alcanzado los seis de hándicap. Ryder se le ocurrió la idea de organizar un torneo que enfrentase a los Estados Unidos contra Inglaterra. Su primera edición fue en 1927 con una gran supremacía de los norteamericanos. En 1973 al equipo inglés se le sumó su par de Irlanda y para hacerlo más competitivo el resto de Europa a partir de 1979. Con las excepciones del período entre 1939 y 1945 debido a la segunda guerra mundial y 2001 por ser muy próximo a los atentados del 11 de septiembre, la copa Ryder se disputa cada dos años. Es un torneo que presenta tres modalidades: fourball y fousome en cuanto al juego por equipos y el individual. El inglés Nick Faldo con once participaciones fue quien más veces la jugó ( Phil Mickelson para los Estados Unidos suma nueve ). El temperamental español Severiano Ballesteros y su compatriota el “niño” García, el alemán Bernhard Langer, los estadounidenses Tiger Woods, Arnold Palmer y Payne Stewart figuran entre los más legendarios. Pero como no nombrar al gran Jack Nicklaus, quién dejó su marca entre 1969 y 1981. Diseñador de campos de golf, escritor, ganó la copa Ryder en cinco oportunidades. Durante la definición de 1969 el match estaba igualado y en el último partido individual el jugador norteamericano enfrentaba al europeo Tony Jacklin. En el hoyo 18 Nicklaus concedió un putt ( golpe sobre el green a metros de la bandera ) para seguir empatados. Este gesto de caballerosidad fue aplaudido y se recuerda hasta el día de hoy. Conceder un golpe significa que el jugador rival no considera necesario que ese golpe se efectúe dando por seguro de que será correcto. “Estoy convencido de que hubieras embocado la bola, pero no estaba preparado para verte fallar el putt”, le dijo Nicklaus a Jacklin. Los gestos deportivos, la paciencia, el compañerismo no son las únicas características del golf. Es un deporte que permite ver los defectos y las virtudes de las personas, porque en cuatro horas se presentan todas las situaciones que pueden aparecer en la vida. Sirve de terapia, para liberar broncas, festejar u olvidar. Como deporte le puede alegrar el día pero también arruinarlo. Su espíritu amateur es único en todo en el mundo. El señor Ryder se los podría explicar correctamente. 

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