LA ETERNA ILUSION DE RACING

LA ETERNA ILUSION DE RACING

Diciembre de 2001. Mientras la Argentina entraba en una de las peores crisis de su historia, Racing Club de Avellaneda ganaba un título local después de 35 años. La sufrida pero fiel hinchada albiceleste había soportado durante todo ese tiempo un doloroso descenso, que se prolongó dos temporadas y varias administraciones fraudulentas que llevaron al club a la quiebra. Por fin podían dejar de ver una y otra vez el inolvidable gol del Chango Cárdenas ante el Celtic en 1967, aquel que los coronó como campeón Intercontinental. Si lo veo de vuelta “lo tira afuera” decían muchos.

Hagamos un poco de historia. Racing estuvo cerca de ganar el torneo local en varias oportunidades. Cuando regresó a primera división en la temporada 86/87 había armado un equipo competitivo. El arco era defendido por el legendario Pato Fillol, tenía a dos jóvenes promesas como Fabbri y Medina Bello y una gran dupla ofensiva conformada por Colombatti y Walter Fernández, pero el título se lo llevó Rosario Central. En 1988, dirigidos por Basile, la Academia se alzó con la primera edición de la Supercopa, un torneo que rápidamente adquirió prestigio internacional. Sin embargo los hinchas seguían esperando. No alcanzaron la magia del uruguayo Rubén Paz, las chilenas de Fleitas, los chispazos de Carranza y las locuras del Turco García. Racing parecía quedarse siempre a mitad de camino. Hasta recurrieron a viejas fórmulas repatriando al legendario Mostaza Merlo y con un plantel integrado por jóvenes figuras como Vietto, De Paul y Viola se convirtieron en serios candidatos los dos últimos torneos. Sin embargo aparecieron los viejos fantasmas, despidieron a Merlo y vendieron a sus promesas.

Finalizado el mundial de Brasil, los equipos de la liga local volvieron a armarse. Y Racing fue el que más se reforzó. Con 13 jugadores más un nuevo DT que practica un 4-3-3 ofensivo, los hinchas vuelven a ilusionarse. El debut con un triunfo de visitante ante el debutante Defensa y Justicia y la llegada de Castillón, Centurión, Grimi y sobre todo la del ex Inter italiano Diego Milito forman la base para esa ilusión, la de Racing, la eterna ilusión de un grande.