EL CRACK SILENCIOSO

 

 

Esta considerado el mejor número 2 de la historia de Independiente. Y estamos hablando de un club con más de 100 años.  Pero no marcó ni un solo en 437 partidos. No hablaba con la prensa ni brindaba reportajes: “lo que pasa es que yo digo una cosa y después dicen otra”. Tampoco le gustaba que le saquen fotos a él solo, sino al equipo completo. Tenía un problema en la vista por lo que los hinchas lo apodaban cariñosamente “Magoo” en alusión al personaje de dibujitos animados que estaba de moda en aquella época. Durante los partidos se lo veía buscando los lentes de contacto que se le habían caído en el verde césped.

 No jugó en Europa y una lesión lo dejó afuera del Mundial de 1982 cuando tenía grandes posibilidades de integrar el equipo. Menotti volvió a llamar a Galván quien había tenido una gran actuación en 1978 pero ya no era el mismo cuatro años después. Cultivando un extremado perfil bajo se retiró en silencio durante el torneo 1988/1989 que ganó Independiente.“Cuando yo me retire del fútbol, ni el técnico se va a dar cuenta. Va a ir a la práctica y va a decir: ¿Cómo no se cambiaba ahí?”

Su nombre es Hugo Villaverde. Nació en Santa Fe, debutó en Colón y durante los primeros setenta formó una inolvidable dupla defensiva con Enzo Trossero. En 1975 llegó a Independiente. Con el club de Avellaneda consiguió cuatro títulos locales, una copa Libertadores y una Intercontinental.

Tenía una gran capacidad de ubicación y una velocidad envidiable para realizar relevos. Un formidable tiempista. Sin embargo su mejor virtud era tal vez la confianza que le brindaba a los arqueros. Carlos Goyén sabía que una vez vencido, el querido “Villa” estaría ahí para salvar el gol. De conducta ejemplar dentro y fuera de la cancha miraba fijamente los ojos de los rivales para inspirar respeto. Pero no necesitaba ser guapo porque tenía talento. Miren a ese pibe nuevo, juega como Villaverde.

 

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